viernes, 24 de octubre de 2014

EL PAPA QUE GRITÓ MARKETING, MENTIRA Y MARICÓN

Shangay Lily
blogspublico.es, 22/10/2014



El Sínodo de obispos ha terminado y ha sido otro gran éxito de marketing para el Papa y la fraudulenta empresa que preside: Vaticano S.A., la inmobiliaria que vende parcelas en el más allá a precios del muy acá (nadie ha vuelto a quejarse, esto es mucho mejor que las preferentes).

Lo medios de comunicación nos han inundado con triunfales (y engañosos) titulares del tipo El Sínodo de obispos propone amparar a los homosexuales y divorciados, o El Vaticano y una apertura sin precedentes sobre las parejas homosexuales, o Sínodo Católico aprueba acogida a gays y divorciados, o el delirante titular del siempre riguroso El Mundo: ‘Tempestad gay’ en el Sínodo. Lo siguiente será Fiesta de la Espuma con cuarto oscuro en el Sínodo.

Y es que, siguiendo con el ingenioso juego de “Papa bueno, Papa malo”, que continúa con la entrañable tradición “poli bueno, poli malo”, utilizada en las más punteras comisarías del mundo para convencer al detenido de que un policía está a su lado y le va a librar del malvado otro policía si confía en él y se autoimputa, la mayor agencia de marketing del mundo, Vaticano S.A., mentiras envueltas en lujo, morbo y glamour, ahora lo ha reconvertido en un ingenioso “este Papa os va a salvar a todos del malvado Benedicto equis, uve, palito, y su odio ancestral”. Cuando, en realidad, al igual que los policías, ambos papas son lo mismo pero jugando a ser diferentes (quizás el “bueno” sea peor y más peligroso, ya que baja la guardia del detenido-torturado, porque es una forma de tortura, hasta cazarlo).

Yo lo que no acabo de entender es la epidemia de baja comprensión lectora que ha asolado las redacciones de los principales medios de todo el mundo cuando a este Papa homófobo y misógino se refiere. Todos esos medios que cuando hablan de “antisistemas”, “radicales” u otras manifestaciones del descontento ciudadano son de una meticulosidad buscamierdas apabullante, cuando se refieren a este Papa parecen quedarse ciegos a las 7 palabras y difundir titulares más incompletos que la contabilidad del PP. “La Iglesia amparará a los gays”, afirman rotundos, omitiendo las condiciones que pone este Papa para proclamar su enorme amor hacia los homosexuales… que no sean homosexuales. O sea: yo te acepto en la Iglesia si, como dice el catecismo, aceptas la mentira de un Dios y un Cristo inexistentes, me sirves de vendedor de la estafa inmobiliaria y, sobre todo, practicas la castidad, esto es: no practicas sexo, que es lo que te convierte en homosexual, y abrazas todas las apariencias heterosexuales para que yo pueda seguir negando la existencia y sanidad de la homosexualidad. ¡La leche! Es como si todos los medios publicaran un triunfal titular sobre un condenado a muerte que dijese “Fulanito no seguirá encerrado en su celda” y se olvidan de añadir el nada importante “porque mañana lo ejecutan”. Y toda la población sale a celebrar que han liberado a Fulanito y qué suerte tiene de que ya no va a sufrir más en pabellón de la muerte y qué generoso es el Estado que lo encarceló sin pruebas y ahora lo libera.

Por supuesto, esta baja compresión lectora masiva no es casualidad. En España, por ejemplo, responde a razones muy nobles, profesionales, altruistas y generosas. Todas meridianamente expuestas por este titular de Nuevatribuna: “La Iglesia Católica es la mayor propietaria de este país después del Estado”. Hala, ¿clarito? La pasta, cariño, aquí todo por la pasta. Menos mal que tenemos a los grandes de Europa Laica para recordarnos, entre multa y persecución judicial, la verdad de las mentiras de la Iglesia y este Estado esclavizado a la empresa Vaticano S.A.

Para ayudar un poquito a traspasar la interesada campaña de marketing que intenta presentar a Francisco como un rojo, revolucionario amante de la verdad (¿cuán amante de la verdad puede ser alguien que vende que Dios existe y lo creó todo y la ciencia y las mentes brillantes son enemigos de la humanidad?), servidor de usted va a poner su granito de arena. Un cristofascista nunca puede ser amante de la verdad porque el fondo de todo ese complejo sistema de mentiras es una gran mentira con brutales beneficios económicos: hay vida en el más allá por la que debes sacrificar ésta y someterte a mi reinado de terror y miedo. Un fondo que toda la parafernalia cristofascista ayuda a esconder centrando el debate en asuntos superficiales y secundarios como si la hoguera debe ser de leña de cedro o de eucalipto que huele mejor. No debe haber hoguera y la Iglesia Católica es eso: una gran hoguera en la que se quema la libertad y la verdad.

Pero, volviendo al tema del Sínodo y el papel de rebelde antisistema del Papa que nos han querido vender. El Papa Francisco es lo más alejado que exista a un contestatario o rebelde antisistema. Simplemente es un desesperado intento de la Iglesia de recuperar fieles que ha ido perdiendo a velocidades aterradoras. Saben que sus arcas están más llenas que nunca, pero sus templos y su tejido social, el que le permitía robar, asesinar, abusar y silenciar con total impunidad, están más vacíos que nunca.

Parece ser que la palabra clave “Papa Francisco” también cierra todas las hemerotecas del mundo. No hay otra explicación a por qué los medios han olvidado su ultrahomófobo y misógino pasado. Por supuesto, algo de peso tiene la poderosa agencia de prensa vaticana que, en cuanto fue nombrado Papa, corrió a desmentir, borrar y negar todo su pasado a través de sus influyentes medios de comunicación y amigos (prácticamente todos). Con el entrenamiento que tienen negando la pederastia y convirtiendo a víctimas en verdugos y a verdugos en víctimas, esto era peccata minuta.


Pero algo queda, aunque los medios parezcan tener esos artículos siempre en su área de escotoma. Porque si no, no entiendo por qué nadie parece recordar este artículo en el ultraconservador periódico argentino, la voz de los oligarcas, La Nación, que proclamaba en los momentos en que Cristina Kirchner luchaba denodadamente por aprobar la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina: Bergoglio se puso al frente de la marcha. La marcha no era, desde luego, la del Orgullo gay. Todo lo contrario, era una marcha de protesta, orquestada por él, para pedir que no se aprobase el matrimonio gay, “una movida del diablo”, lo llamó entonces en todos los medios en los que fue entrevistado (y fueron muchos, creedme). En su virulenta campaña contra los derechos e igualdad de gays y lesbianas, “envió una carta a párrocos, capellanes y rectores de iglesias para que faciliten a sus fieles los medios necesarios para que asistan el martes próximo a la concentración frente al Congreso”. ¿Me puede explicar alguien en qué le diferencia eso de Rouco Varela o el PP con sus “Misas para la Familia” en plena Castellana de Madrid? Los cristofascistas argumentan que ha cambiado de repente y en cuanto cruzó el charco se convirtió prácticamente en un activista LGTB. Otros intentan colar que todos esos artículos son falsos y creados a raíz de su elección como Papa.

Pero desde dentro de la Iglesia, los más conservadores han denunciado su doble juego: El cinismo es la característica más profunda de Kaifas… y de Kaifas Bergoglio: «con el diablo no se puede dialogar». Parece ser que Bergoglio, como buen jesuita, es gran conocedor del doble discurso, las mentiras y el marketing. Los jesuitas siempre han ido de pobres, defensores de los desfavorecidos y humildes cuando en realidad han sido una de las órdenes más destructivas y corruptas de la Iglesia como bien retrataba Vicente Blasco Ibáñez en su lúcida La araña negra. No en vano el término “jesuitín” define en España a una persona retorcida, hipócrita, traidora y con mucha doblez.

Por no mencionar el escabroso asunto de sus relaciones con el genocida dictador Videla y los dos jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, detenidos y torturados, con su beneplácito, por denunciar las desapariciones. La Iglesia ha hecho una brutal campaña para borrar todos los documentos o tergiversarlos con el fin de negar ese oscuro episodio del pasado de Bergoglio. Él mismo lo ha negado y lo ha intentado hacer pasar por unas negociaciones para liberar a Orlando Yorio y Francisco Jalics.

Por suerte tenemos al gran Horacio Verbitsky, un buen conocedor de Bergoglio que, entre otras muchas cosas, advirtió cuando fue nombrado Papa: “Lo principal que hay que entender sobre Francisco I es que es un populista conservador, del mismo estilo que Juan Pablo II [...] El Papa Francisco es un hombre de posturas fuertemente conservadoras en cuestiones de doctrina, pero con un toque popular”. Todo eso y mucho más lo explica ampliamente en esta entrevista titulada El pasado del Papa Francisco: Horacio Verbitsky, periodista argentino, habla de sus vínculos con la dictadura militar. En una profunda investigación, Verbitsky se entrevistó tanto con Bergoglio como con los dos jesuitas torturados. Sobre ese episodio, Verbitsky cuenta:
Durante mucho tiempo escuché las dos versiones: la versión de dos sacerdotes secuestrados, que fueron liberados después de seis meses de tortura y cautiverio, y la versión de Bergoglio. Fue una cuestión que dividía a la organización de derechos humanos a la que pertenezco, porque el presidente fundador del CELS, Centro de Estudios Legales y Sociales, Emilio Mignone, decía que Bergoglio era cómplice del gobierno militar, y una de las abogadas del CELS, Alicia Oliveira, que era amiga de Bergoglio, cuenta la otra versión de la historia, que Bergoglio ayudó a estos curas. Esas eran las dos versiones. 
Sin embargo, mientras investigaba para uno de mis libros, encontré documentos en el archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina que, a mi entender, ponen fin al debate y muestran el doble discurso de Bergoglio. El primer documento es una carta en la que Bergoglio pedía al ministerio la renovación del pasaporte de uno de estos dos sacerdotes jesuitas, que luego de ser liberado se había ido a vivir a Alemania. En la nota pedía que se le renueve el pasaporte sin que fuera necesario que el sacerdote volviera a la Argentina. El segundo documento es una carta del funcionario que recibió la petición, recomendando a su superior, el ministro, que rechace la renovación del pasaporte. Y el tercer documento es una carta de ese mismo funcionario que dice que este sacerdote tenía vínculos con la subversión —que era el nombre con que los militares se referían a toda persona que se opusiera al gobierno militar, ya fuera oposición política o armada— y que había estado detenido en la Escuela de Mecánica de la Armada. Y se especificaba en la carta que esta información había sido suministrada por el Padre Jorge Mario Bergoglio, superior provincial de la compañía Jesuita. Esto significa, a mi entender, un doble discurso. Bergoglio solicitó en una carta formal con su firma que se renueve el pasaporte del cura, pero por debajo de la mesa dijo lo contrario, repitiendo las acusaciones que habían llevado al secuestro de estos sacerdotes.

Me he permitido subrayar la frase “el doble discurso de Bergoglio” porque es un término que se repite en numerosos artículos sobre el Papa Francisco. Hay que tener claro que desde siempre ha sido un manipulador de la verdad o la verdad a medias para mantener lo de siempre aparentando ser un rebelde. Esto quedó confirmado cuando editó un libro en 2006 pomposamente titulado Iglesia y democracia en la Argentina (¿qué sabrá una dictadura feudal misógina como la Iglesia de democracia?) en el que el hoy Papa Francisco omitió, en su transcripción de la reunión que mantuvieron dos cardenales y un obispo con los generales golpistas, que la Conferencia Episcopal expresó su apoyo al régimen militar porque “su fracaso llevaría, con mucha probabilidad, al marxismo”. Este documento es especialmente relevante porque evidencia su costumbre de mentir y distorsionar la verdad para ocultar su conservadurismo y el de la Iglesia. En la investigación de Verbitsky se aporta el documento original en el que se expresa de forma explícita la “comprensión, adhesión y aceptación” episcopal de ese “proceso”, “emprendido y encabezado por las Fuerzas Armadas”. Toda esa parte fue eliminada por Bergoglio para negar su colaboración y la de la Iglesia con el régimen de Videla con tal de evitar el “comunismo”. Esta criminal manipulación de la verdad está ampliamente documentada en esta investigación imprescindible titulada Bergoglio, Dictadura e Iglesia Por Verbitsky. No tiene desperdicio si queréis conocer el modus operandi del Papa Francisco.

No es casualidad que las ejemplares madres de los desaparecidos dijesen de él: Las Madres de la Plaza de Mayo: “La Iglesia de Bergoglio es la de la derecha, la que apaña a los curas violadores”.

Es la campaña de limpieza que la poderosa Iglesia ha desatado en todo el mundo para hacer creer que están cambiando cuando venden lo mismo de siempre: odio a buen precio y con la palabra “amor” plantada en sus agonizantes víctimas.

Y sobre el supuesto cambio milagroso producido por su nombramiento como Papa, baste recordar a los ciegos  ante la hemeroteca, que uno de sus más recientes actos como Papa fue nombrar cardenal al arzobispo emérito de Pamplona y Tudela y administrador apostólico de la Diócesis de Málaga Fernando Sebastián. Lo hizo tras las declaraciones de este tipejo que recogen el titular El nuevo cardenal español: ‘La homosexualidad es una deficiencia que se puede normalizar con tratamiento’. En esas declaraciones, ampliamente difundidas, el arzobispo comparaba la homosexualidad con su hipertensión “que tiene que corregir”. Cuando le llamaron la atención por las homófobas declaraciones insistió en decir que “el señalar a un homosexual una deficiencia no es una ofensa, es una ayuda porque muchos casos de homosexualidad se pueden recuperar y normalizar con un tratamiento adecuado“, por lo que ha sostenido que su posición “no es ofensa, es estima” porque cuando “una persona tiene un defecto, el buen amigo es el que se lo dice“. Yo le dediqué una entrada titulada Deficiente humanidad con hipertensión.

Pero de todo este cuadro lo más triste es la cantidad de homosexuales que están deseando creerse (y difundir) las mentiras para justificar su entrada en la Iglesia que les tortura, desprecia y humilla. No hay nada inocente o altruista en esos gays. Es puro egoísmo de absurdigay. Saben que, como los ejecutivos en las multinacionales, tienen que entrar en las convenciones sociales consensuadas por la mayoría para poder acceder a la élite que explota al resto (a los perdedores, según ellos). Así funciona el capitalismo. Y la Iglesia ha sido y es un engranaje fundamental en el capitalismo. Al fin y al cabo no es una cuestión de creencias espirituales, sino de convenciones sociales que te acercan a la élite. Por eso no deja de ser triste que los gays deseen entrar en un club que les denomina “enfermos” y lo hagan a base de engañar y atacar a los activistas que denuncian ese desprecio clerical. Cosas de absurdigays.